miércoles, 4 de marzo de 2015

EL VENDEDOR



            Hoy desperté nostálgico. Tal vez porque se aproxime mi cumpleaños, porque los achaques parece que van llamando a la puerta o simplemente porque sí, hoy mi cabeza me pedía recordar.

                Trasteando en internet, esta vez no tocó en el trastero, como tantas veces hago para escuchar música que me apetece, tropecé con Mocedades. Tal vez  el único grupo vivo que puedo decir que me vio nacer, crecer, madurar; si es que alguna vez lo hice realmente, y me sigue acompañando hoy día, porque Mocedades es de esos grupos que siempre que se escucha se piensa “qué bien suenan esas voces”, por no hablar de la cantidad de veces que con la guitarra en brazos habré tarareado y cantado alguna de sus partituras.

                Si tuviésemos que quedarnos con una de sus canciones estoy seguro que cada uno escogeríamos una diferente porque su música siempre he pensado que contaba historias, y puesto que cada uno tenemos nuestra historia, y todas ellas pasan por distintos momentos, este maravilloso grupo siempre ha tenido una melodía concreta para ese momento concreto que nos tocó vivir: “Eres tú”, “La otra España”, “Has perdido tu tren”… y así cientos de títulos.

                Yo me quedo con “El vendedor”. No por un momento concreto, sino por el conjunto de mi vida. En los años que llevo vividos siempre he estado vendiendo algo. No como el ultramarino en el que puedes encontrar de casi todo, sino aquello que la gente quiere comprar porque nadie más lo vende, porque no hay ultramarino ni gran superficie que lo ofrezca en sus estanterías. Llevo casi 44 años intentando vender  ilusiones, sonrisas, esperanza, juegos, sueños…  aunque no siempre he encontrado a quien quisiese pagar el precio de ello.  Mi cesta de mimbre va dejando caer las semillas de todo lo que vendo por sus rendijas. El precio está claro, cada uno pone el suyo, cada uno pone precio al valor que tiene para él aquello que yo le pueda aportar aunque la única divisa que acepto es aquella que me devuelve lo mismo que yo vendo. Cualquiera puede recoger esas semillas caídas y hacerlas crecer en su propia cesta, con eso siempre me he sentido satisfecho y bien pagado.

                Por supuesto, y con permiso de Mocedades (perdón por no pagar los derechos), agradeciéndoles haberme hecho vendedor como su canción, os comparto el enlace:

                https://www.youtube.com/watch?v=0qcpDbWYnZA

                Recibid un fraternal abrazo y un apretón de mano izquierda.

                Juan J. López Cartón      

No hay comentarios:

Publicar un comentario