sábado, 16 de julio de 2022

GRACIAS A MI GENTE


 

Ya estoy en Roncesvalles con casi todo listo para dentro de unas horas enfrentarme a la primera etapa. Hecho un manojo de nervios porque, como os contaba ayer, el miedo es libre y por algún motivo al que no estoy acostumbrado en esta ocasión estoy más alterado de lo que esperaba.

Lo que os decía, o mejor dicho quería deciros con el título del post de hoy, hoy toca agradecer. Lo adecuado sería hacerlo a la vida pero pienso que la vida estaría vacía si no le ponemos caras, palabras y gestos. Me considero súper agraciado por lo que la vida me ha regalado con los que en tantas veces me habéis leído definir como “mi gente”. Aunque algunos rozarían el merecerse estar incluidos en mi familia, en cierta manera ya lo están, porque me abren sus casas, me regalan a sus propias familias y el hacerme sentir en mi hogar, distinto que a mi casa, es un nivel al que pocos tenemos la suerte de acceder. Como decía, la vida me ha regalado Vida, sonrisas, cariño, amor… y no de pocas personas, son muchos y muy queridos.

Os voy a hablar, porque me apetece y me da la gana regalarles algo que merecen aunque ellos nunca lo reconocerán, de mi gente navarra; concretamente mi gente estellica. Ayer, cuando llegué a Pamplona fue Laura quien me recogió y acogió en su casa; hacía veinte años que no nos veíamos… en persona, claro, y fue genial. Nuestros corazones se habían encargado de congelar el tiempo y como si hiciese diez minutos que hubiésemos tomado la última cervecita. Nos encantó la sensación de no haber corrido los años, mientras nuestras mentes regateaban los hijos nacidos, las pérdidas, y todo lo que había sucedido en los cuatro lustros. Hablar de Laura es hablar de su familia; David su marido, Charo y Javier, sus padres, Nuria, su hermana y todos los que han llegado en este tiempo. Todos ellos han demostrado con creces los motivos por los que no puedo evitar sonreír cuando pienso en Estella. La generosidad de todos ellos cuando llegué a sus vidas de la mano de Laura no tiene manera de describirse porque sin conocerme ni a mí primero, ni a la que después fue mi mujer y a mi hijo el mayor, no solo me acogieron en su hogar, sino me hicieron formar parte de su propia gente, de su propio círculo de energía, y qué energía la de Charo. Qué suerte la mía, que regalo de la vida para este personaje que os escribe. Mañana llegaré a Pamplona y pasado, deseando estoy, a Estella, donde sé que la sensación de ayer se repetirá y el abrazo bien apretado me sabrá a gloria.

En ellos personifico a otros muchos que quién saben si en otra ocasión salgan también a la luz, como son Santos y Rosa, Antonio y Conchi, Pastori su Antuan, el “tito Julio”… Qué suerte tengo, qué regalos me ha dado la vida…

La vida te da una familia a la que amas, y el camino que esta te ofrece te regala a “tu gente” con la particularidad que tú tienes opción de elegir quién entra en ese círculo. Yo tengo que dar gracias a la vida y al camino de esta porque me ha convertido en un ser muy, muy rico.

Buen camino y fuerte apretón de mano izquierda…

Juan J. López Cartón


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