domingo, 5 de junio de 2016

ONANISMO ELECTORAL


            Dicen que el aburrimiento crea idiotas, y si no lo dicen, así lo pienso yo; que si no crea idiotas, sí las ganas de tocar las narices u otros apéndices más colgantes y más promiscuos.

            Con el pelo que empieza a escasear, las sienes que muestran canas cada vez más abundantes, la vista que le cuesta leer a media distancia y sobre todo los años cumplidos a base de guantazos y abrazos, de besos y escupitajos, me puedo permitir ya no pensar libremente, que lo hago desde que tengo uso de razón, sino además contarlo. Digamos incluso pasarme de la raya… no solo pisarla tímidamente con la puntera del pie, no, pasar el cuerpo entero, a “carajo sacáo”.

            Mucha gente está pensando que esto de estar sin gobierno en el país no está siendo tan grave… pues digamos que eso es relativo. Prefiero tener un gobierno que desgobierne (y no voy a entrar en colores) y en frente de ellos una patulea de personajes que se ganen el sueldo, aunque ese sueldo no sea merecido, simplemente por vomitar todo lo que piensan del otro, y al menos de esta manera no tendríamos un continuo devenir de ideas con el único fin de “comprar” votos en una eterna campaña “erectoral”, ya que a alguno se ve que le pone cachondo eso de casarse con todo dios a costa del divorcio con uno mismo e incluso diluirse como la sal en agua caliente.

            En lo que respecta a ese tema poco más voy a escribir ahora mismo, simplemente por el hecho que cada uno es libre de pensar, políticamente, lo que le dé la gana. Yo por mi parte, dejando de lado que me han dinamitado muchos de mis ideales con ciertos pactos (por no llamarlo mamadas electorales), mi cita con las urnas creo que cambiará de lindes, porque está claro que a estas alturas no voy a crear mi propio Partido.

            El gran prejuicio del hombre, a la hora de expresar lo que piensa, suele ser que los que le rodean miren para otro lado, den un paso atrás y abandonen al que libremente habla por el simple hecho que lo que escuchan no es lo que les gustaría oír; aplicable esto en todos los ámbitos de la vida social, porque llevamos tiempo creyendo que las convicciones y lo políticamente correcto son compatibles. Para nuestra desgracia también confundimos aquello de la libertad de expresión; no, no voy a repetir la famosa y manida frase de marras “tu libertad…”, solo diré que hay que ser consecuentes cuando hacemos uso de ella, sabiendo el rechazo que podemos recibir, y permitir al otro hacer uso de esa misma libertad sin considerarlo un ataque frontal a nuestras convicciones.

            Podéis pensar que lo que voy escribiendo en el artículo de hoy no tiene ni pies ni cabeza, que no tienen relación ningún párrafo entre ellos, pero a fin de cuentas ya el título lo dice, todo esto es puro onanismo mental y electoral con tanta pollez que nos está llegando por todos los medios; cada uno con su color correspondiente. El cascársela con una idea tiene solo una finalidad: darse placer a uno mismo. Sobre esto de llegar al clímax, de flipar con nuestro ejercicio “onánico”, parece que va hoy día el tema de la prensa, medios digitales y plataformas varias. Yo por mi cuenta y riesgo voy a ir una por una de las distintas opciones políticas que me vienen a la cabeza, soltando berrea y quedándome relajadito…

            VOX (del latín vox, vocis). Los más rancios. Los que defienden derechos de los demás aunque no se lo pidan, la voz de los mudos; digamos los más altruistas. No te preguntan lo que quieres o necesitas, para qué, ellos ya lo saben y serán tu voz en el desierto. Su mayor temor: que en el seno de sus familias aparezca algún rojillo; entiéndase por ello cualquier “disfunción” psicológica como la homosexualidad, el comunismo, la droga y demás lacras de la sociedad. Ellos tienen la solución: un buen médico; porque todo se puede curar menos su adoración por el vil metal. El fiel yunque donde forjar hombres; mujeres no, ellas en la cocina se forjan solas. Adictos, por lo visto, a las revistas de automóviles en las que se les sitúa como cuarta fuerza política del país. Su lema: “Cualquier tiempo pasado… pero que muy pasado, fue mejor, y si es con acento gallego ni te cuento”.

            PACMA (gracias a dios que existen los acrónimos). Tal vez el partido que tenga sus días más contados (bueno, sin tener en cuenta a mi querida IU), por aquello que su programa se acabará cuando logren su fin: salvar a todos los animalitos del mundo. A las personas que les den por saco, porque este mundo no será justo mientras haya un animal que sufra sometimiento. Portavoces de los que rebuznan, mugen y barritan. Hay que reconocer que son los más espectaculares en cuanto a montajes y expresión corporal se refieren: igual se encadenan a una señal para defender a un toro para después denunciar a las fuerzas del orden por no protegerle que se despelotan y se rocían de salsa de tomate a la puerta de un coso taurino; a ver si aprenden las chicas de FEMEN que solo nos muestran su torso. Su lema: “Para qué luchar por los derechos de las personas habiendo animales a los que proteger”.

            Partidos Nacionalistas/Soberanistas. Los nacionalistas tal vez sean los que mejor me caen porque miran por lo suyo sin menospreciar lo ajeno. De vez en cuando echan las patas por alto y dan el puñetazo sobre la mesa para hacerse valer, pero a fin de cuentas las negociaciones políticas no dejan de ser eso: puñetazos a diestro y siniestro. Los soberanistas son otro mundo… son como el niño consentido que cuando se le niega la piruleta se enfadan y dicen “ya no te ajunto” y amenazan diciendo que entonces se van de casa. Mi hijo el pequeño, un día hace años, hizo eso mismo, y cuando le invité a que se marchase él lo hizo: cogió la puerta y se fue. Durante más cinco minutos le estuve viendo por la mirilla cómo, en el rellano de la escalera, ponía a prueba su chantaje: al final me rogó pidiéndome volver a casa… Quién sabe si este ejemplo doméstico se  pudiese trasladar a la realidad nacional. Su lema: “Echemos un pulso”.

            IU. Tal vez por pura decepción personal no me extenderé con ellos. Su lema: “Si tenemos que morir, que sea engullidos por otros. Somos el Almax de la nueva izquierda”.

            Ciudadanos. No diré que me caen mal; lástima que tampoco me caigan del todo bien. En aras de la verdad creo que son los únicos que han mostrado claramente sus cartas: Son la puta de la política española actual. Entiéndanme y no se molesten, porque a fin de cuentas el oficio más antiguo del mundo siempre ha sido necesario para lograr la paz social y en muchos casos familiar; el problema radica en que aunque todo tiene su precio, tal vez haya cosas que con figuran en la factura y al final también haya que pagar conceptos en dinero negro que nunca aparece en ésta. Su lema: “Aunque parezca el tonto del pueblo soy más listo que todos vosotros”.

            PODEMOS (omitiré las sigas con las que concurren a las urnas el día 26 de junio por puro despecho). Nació como la gran esperanza, supuestamente, de un movimiento social como fue el 15-M, pero con el tiempo y los hechos están demostrando que son iguales que esa “casta” que tanto repudian; eso sí, maquillada con ciertos tintes progresistas y populistas que se quedan en eso: puro maquillaje. Son capaces de todo, entiéndase ampliar su programa y su discurso, con tal de atraer a sus filas a todo tipo de ideología. Si hay que presentar a asesinos como víctimas de los prejuicios políticos; pues se presenta, si hay que defender la disgregación de un país; pues se defiende, si hay que… pues también, porqué no. Las palabras se las lleva el viento y mientras yo diga digo… los demás entenderán Diego: todo sea por lograr el poder y el culo caliente en una silla. Su lema: “Me lo como tóo”.

            PSOE (Como diría Javier Krae: “Tú mucho partido pero ¿es socialista, es obrero? ¿O es español solamente?; hombre blanco hablar con lengua de serpiente”). También quieren solucionar el país, cierto. Al menos han demostrado querer hacerlo hablando con todo perro pichichi; incluso siendo inflexibles con ciertos puntos de su programa electoral pero… “La mujer del Cesar no solo tiene que ser honrada, sino parecerlo”. No se puede estar en misa y repicando; perdón señores socialistas, eso de misa cierto que está fuera de lugar. Una regeneración, una limpieza se hace o no se hace. Lo de levantar la alfombra para esconder las barreduras no cuela porque siempre habrá algún indiscreto que por un segundo mirará debajo. Su Lema: “¿Quién lava más sucio?”

            PP (Partido Podrido como una de sus nuevas acepciones). En el tema de la corrupción están siguiendo la misma fórmula que sus oponentes históricos del “soe”. Brillan como solo ellos saben a la hora de saber vender la moto. Con un poco de barniz te colocan un tablón comido por la carcoma y además son capaces de hacerte pagar los materiales. En una sola palabra: MENTIROSOS, por no decir otros muchos adjetivos que me vienen a la cabeza que son bastante más groseros aunque descriptivos. Son el cuñado que todos tenemos que te invita a cenar y pagas tú la cena y las copas de la juerga (por suerte yo solo tengo cuñadas). Son los que mejor te venden el laxante como un buen digestivo. Son… el PP. Su lema: “Agáchate que se me cayó una moneda y así te entrará mejor: recuerda que es por tu bien”.

            Y bueno, ya puestos a pajearnos, aquí os dejo el enlace de un video en el que un humorista mexicano refleja cómo a veces vemos la vida y el poco sentido que tiene que nos empeñemos en tomarnos las cosas tan a pecho. Una muestra más de que la vida con humor suena diferente:  https://www.youtube.com/watch?v=rfdErCPTV4o

            Un cordial saludo y apretón de mano izquierda.

            Juan J. López Cartón.

jueves, 7 de abril de 2016

SEMANA DE PASIÓN EN TIERRA DE SABOR


            A veces es bueno dejar pasar unos días para abrir la boca o, como es mi caso, ponerse al teclado y escribir sobre temas que hacen que se te vea el plumero. Temas que te hacen transpirar emociones hasta la pasión por lo que sientes como tuyo; sí, transpirar. Porque no solo el sudor puede emanar por cada poro de nuestra piel, también el amor por lo que se vive, por lo que se siente, el sabor de una tierra de pan, vino, arte, Pasión y espiritualidad. Con el tiempo de por medio te das cuenta que lo que has sentido no era fruto solo de la emoción de volver a tu tierra, a “tu Semana Santa” después de muchos años, simplemente es porque esas sensaciones se respiran en el aire y cuando eres de una tierra como Valladolid, el aire durante estos días es, sencillamente, diferente.

            El año pasado es cierto que viví de una forma muy especial mi propia Semana de Pasión. Fue en Villaluenga del Rosario; mi refugio particular para huir cada semana del mundanal ruido. Sentí emociones que hacía muchos años que parecían desaparecidas. Cierto que se juntaron el hambre con las ganas de comer y fueron días en los que además de lo que conmemorábamos los creyentes, particularmente, yo tenía otros motivos que hacían que estuviese más sensible ante cualquier estímulo y ya entonces, literalmente entre lágrimas, con un año de antelación me hice el propósito que este año esos días los disfrutaría unos cuantos cientos de kilómetros más arriba de la piel de toro: en mi tierra, en Valladolid.

            Tengo que decir que en casa no éramos de los que mis padres nos llevasen a ver procesiones a diestro y siniestro. Mover tanto crío para dos personas no se podía hacer a boleo, y menos cuando la multitud llenaba la calle. Tampoco fuimos una familia en la que desde pequeños nos apuntaban a las Cofradías; es más: ninguno de los cinco hermanos estuvimos apuntados como Hermanos Cofrades por decisión paterna. El primero en apuntarse ya crecidito a una Cofradía, la de a Oración del Huerto, fui yo; y para ser sincero el primer motivo no fue muy espiritual que digamos: llevaba falda y nombre de mujer. Aun así, yo que he sido siempre de buscar, allí encontré en cada paso que di en las procesiones acompañando a mi Paso, un motivo más para continuar la búsqueda de lo que quería que fuese mi vida. Allí, descalzo, cargando con una cruz de madera, procesioné para cumplir una promesa por la recuperación de mi hermano. En esos años aprendí a quedarme ensimismado mirando el rostro desencajado de sufrimiento de Jesús o la cara rota por el dolor de María.

            Como decía antes, la mía fue la Cofradía Penitencial de la Oración del Huerto y San Pascual Bailón, sí en Valladolid son Cofradías, no Hermandades como aquí en Andalucía. Lo que aquel conjunto de esculturas, formado sencillamente por Cristo en el huerto de los olivos y un ángel ofreciéndole el Cáliz que había de aceptar, me transmitía era mi vida misma. Una vida de dilema en la que de partida sabes que el camino que decidirás será el complicado, el duro; dejando de lado lo sencillo y fácil. Aprendí mirando la cara de Jesús a aceptar lo que me venga dado, aunque a veces me revele y me pregunte, como Él hizo, ¿porqué me siento abandonado? Aprendí que la necesidad que tengo de buscar momentos en los que apartarme solo y masticar esa soledad supone encontrarme a mí y mis circunstancias.

            Cada talla que desfila en las procesiones en Valladolid transmite mucho más de lo que yo podría expresar. Ver la cara de la Virgen de las Angustias mirando al cielo atravesada por el dolor, o la Piedad con su Hijo muerto en su regazo, o la Dolorosa de la Vera Cruz, nos hace comprender a nuestras madres en cada minuto que luchan y se preocupan por nosotros. Ver las tallas de  ese Cristo atado a la columna con la espalda desgarrada y hecha girones, ese Cristo yacente en su sepulcro hecho vitrina, ese Ecce-Homo abandonado y presentando ante los que quieren su muerte, todas ellas obras de Gregorio Fernández, nos descubren, a los creyentes y a los que no lo son, una expresión del dolor extremo del que muy pocos somos capaces de aceptar.

            La experiencia del silencio. No, en Valladolid también grita la gente, también se habla en voz alta, incluso más que en otros puntos de la geografía, pero cuando se está esperando con el bullicio, las risas, las charlas de fondo y se oyen los pestillos de las puertas de los templos de los que han de salir las Imágenes, el silencio cae como un manto cubriéndolo todo. Al paso de los cortejos todos callan sin que nadie les obligue a hacerlo; simplemente el “aire que se respira” en ese momento hace que sus bravuconadas dejen de serlo y se sustituyan por susurros o silencio. No hablo de creencias, hablo de sensaciones y sensibilidades.

            Durante los días que he estado en Valladolid he asistido a varias de las muchas Procesiones que han desfilado por las calles; de día y de noche. Con mi cámara he querido guardar en unos miles de pílxeles un montón de sensaciones, sentimientos y de arte. Sentimientos para los creyentes, arte para los que dicen que no lo son y sensaciones para todos ellos, unos y otros; porque lo que sí que es cierto que la Semana Santa en Valladolid no deja indiferente a nadie. El prisma con el que se puede mirar será diferente, pero todos confluyen en algo en común: es diferente, es espectacular incluso, por momentos, sobrecogedora.

            Cierto es que a veces se ven escenas que no me gustan. He visto gente cruzarse en mitad de la procesión porque la impaciencia y la prisa no les permitían dar un rodeo y respetar; eso siempre ha existido y está claro que no se puede evitar. Aun así, después de 16 años sin asistir, habiéndolo hecho entonces con mi traje talar y mi cara cubierta procesionando por última vez al lado de mi Paso de la Oración del Huerto, he vuelto a sentir ese pellizco de castellano que decía “así sí”. Cuando en otros puntos de la geografía española me cuentan y me dicen que sus procesiones, que su Semana Santa es la mejor, incluso alguno se atreven a compararla con la de Valladolid, yo no busco malos rollos, porque simplemente, en cada rincón, es diferente. Cada uno amamos y disfrutamos de lo nuestro y es una pena que haya gente que pretenda comparar cuando se trata de sentimientos.

            Fueron muchas las fotos que saqué; muchos los disparos que hizo mi cámara. Algunas de ellas no salieron, otras me sorprendieron cuando me di cuenta de lo que había capturado. A continuación os muestro alguna pero también comparto con vosotros el enlace del álbum que he publicado en mi facebook en el que se ven las que considero que merecen la pena compartir y trasmiten lo que yo mismo he sentido durante unos días en la tierra que me vio nacer, en la ciudad que me permitió el privilegio de participar y procesionar al lado de un puro sentimiento.

https://www.facebook.com/juan.jose.lopez.carton/media_set?set=a.10209929372257933.1073741844.1443201369&type=3 

             Un abrazo y apretón de mano izquierda.

             Juan J. López Cartón








martes, 22 de marzo de 2016

¿RADICALES O MÁS PERDIDOS QUE UN PULPO EN UN GARAJE?



         Me viene a la cabeza aquella canción de Sabina “Así estoy yo sin ti”. Unos versos de desorientación pura y dura en los que queda patente el sentir silencioso y auto-ignorado de  demasiada gente que me rodea y de mí mismo.

         Como ya he hecho en otras ocasiones tiro de diccionario para buscar una definición, y en el DRAE encuentro en la quinta acepción del adjetivo radical lo siguiente: <>.

         Se ha perdido el norte; o acaso jamás se ha llegado a encontrarlo, porque la vida de la humanidad se destaca por una continua búsqueda a nivel personal que asciende a un nivel global cuando se juntan más de dos “pulpos”. Esos pulpos agrupados fueron conjuntándose en civilizaciones, culturas, religiones, partidos políticos… en fin en una torre de Babel que, si no fuese por la venda que todos tenemos puesta en los ojos, veríamos como una riqueza multicultural y multisocial.

         Se es tan falso y falaz que en el pensar general existe la creencia de lo buena que es esa multiculturalidad cuando a la vuelta de la esquina no se tiene reparo en marcar, etiquetar y denigrar al que piensa diferente a cada uno y se tiende a olvidar esa maravilla que es la variedad social y con la que se llena la boca de verborrea farisea; y no digo ya criticar, sino destruir siempre que sea posible, con el simple argumento que no es de recibo que los demás con sus pensamientos, nos excluyan a nosotros y nuestras convicciones.

         Ideas generales que como siempre suelto para llegar a ideas concretas: religión contra política o política contra religión; cuando esa misma historia lleva dando sopapos desde que el hombre es hombre porque, aunque no se quiera ver, tanto una como otra llevan caminando de la mano toda la vida y por más que algunos se empeñen en afirmar, la una no puede vivir sin la otra ni viceversa.

         En todas las religiones siempre han existido facciones más progresistas y más conservadoras al igual que ocurre en toda vida política; incluso dentro de lo que se suponen que son organizaciones con idearios y objetivos comunes; entiéndanse: partidos políticos. No, ellos tampoco son tan homogéneos aunque pretendan parecerlo. Reconocen esa variedad de ideas que ponen la sal a todos los cocidos pero intentan no dejar ver resquicios en sus formaciones o los maquillan con colores de “abandonos voluntarios” cuando llegan ciertas situaciones. Ahora voy yo y me lo creo.

         Siempre han existido los que de un pensamiento, de unas ideas, de una fe, han querido llevar a cabo el <>. Siempre han existido los extremos en los que se va desplazando la línea porque en todo momento aparece algún iluminado que quiere llegar más allá que los demás en sus convicciones. Se pasa por alto lo que ya Aristóteles tenía en cuenta: <> y que sobre todo a los políticos se les olvida continuamente, teniendo en los extremos su espacio vital. Yo lo tengo claro: un radical nunca podrá ser racional y menos cuando disfrazan esa radicalidad con telas y panas de “servicios a la comunidad”.

         A muchos les encanta hacer creer a los demás que tienen las ideas claras, cuando lo que estamos es más perdidos que un pulpo en un garaje y necesitan cambiar su parecer, sus pautas y su discurso a la vez que los que les siguen fruncen el ceño para un lado o para otro, sonríen o se les pone cara de póquer. Generalmente no son capaces de reconocer esa tendencia, ese zig-zag continuo necesario para gustar al máximo de gente posible, y aquí entra el tercer adjetivo que define la palabra radical: <>.

         Aunque se estén dando de cabezazos contra la pared jamás reconocerán que están equivocados; ni siquiera la posibilidad de estarlo. Esa intransigencia lleva a extremos tales que, con tal de hacer valer su opinión, su pensamiento y razón, no miden las consecuencias porque como diría Rajoy “es una razón muy razonable y muy con razón”.

         Es tal la intransigencia que se gastan algunos, que la solución a lo que no entra en sus esquemas es sencilla: la destrucción y aniquilación. Todo lo que caiga alrededor se  considerarán daños colaterales; lo mismo les da que estos daños tengan nombre y apellidos o cara de abuelo o de niño. Llegan a la conclusión  que la mejor manera de mejorar uno mismo, y por ende la comunidad, es destruir todo lo anterior, sin estudiar antes si enriquece o empobrece. Solo manda una pauta: Si lo hicieron los que piensan distinto a ellos, está mal hecho y punto.

         Esta intransigencia, ese radicalismo se da por igual en las dos vertientes: la religiosa y la política; obviamente cada una en su medida y a su estilo. Cierto es que a unos se les nota o se hace que se les note más que a otros. Una buena forma de disimular es sacar los colores a los demás para que no se vea públicamente en el fregao que está metido cada uno. En este punto ganan por goleada ciertos partidos políticos: la culpa de todo la tiene la Iglesia como institución, <>.

         Déjense de tanto extremismo, de tanta intransigencia porque si existen miembros de la Iglesia que cantan rock, es porque lo que en un tiempo se denominó “música del diablo” no lo es tanto. Si hay políticos que por convicción asisten a procesiones, ¿por qué machacan lo que sienten como suyo? Si en cualquier rincón del culo del mundo se puede encontrar a unos y otros mano a mano para mejorar situaciones injustas, alarguen éstas para que lleguen hasta este garaje perdido para encontrar un orden y una salida. El diablo, antes de serlo fue ángel y colgado de una cruz hubo un ladrón que reconoció a Jesús como Mesías.

         Siempre me cuesta encontrar la forma de terminar un artículo porque sé que se me quedan demasiadas cosas en el tintero, o en el teclado que habría que especificar hoy día. Pero se me ocurre una manera: Déjense unos de apartar a los díscolos por cómo piensan o por dónde o quien la mete y miren un poquito lo que meten y dónde lo hacen. Déjense otros de “semanas festivas”, “fiestas populares” y demás tonterías con tal de no nombrar un santo para poder seguir disfrutando de la fiesta. Dados como son todos a filosofar cuando les interesa, acuérdense más a menudo de Aristóteles.

         Con un fraternal saludo y apretón de mano izquierda.

         Juan J. López Cartón.

viernes, 18 de marzo de 2016

ME ACABAN DE JODER LA SIESTA



            Sí, así como suena… me acaban de joder la siesta. Eso, en boca de un español de clase media es algo muy gordo, porque siendo algo sagrado (perdónenme los laicistas), una de las pocas cosas que aún nadie me puede negar, alguien ha hecho méritos para que mi plácido solac digestivo se haya visto enturbiado y no solo por las voces de mi vecina de tabique hablando con el otro lado del charco, que digo yo que con ese volumen se podía ahorrar la cuota telefónica, sino porque si bien la televisión me ayuda a conciliar el sueño por la cantidad de tonterías que retransmite, hoy no he podido evitar prestar atención a la sarta de gilipolleces que estaba oyendo en loor de la “libertad de expresión” con la Sra. Carmena y la Sra. Maestre a cuenta de la sentencia por delito contra los sentimientos religiosos.

            Pues bien; eso voy a hacer, practicar de esa libertad de expresión así, a “calzón quitáo” que diría algún castizo. Con mis 45 recién estrenados, si ya antes no tenía por cuestión callar mi opinión, voy a hacer honor a esa supuesta libertad sin miramientos porque yo lo valgo, que diría el anuncio de L'oréal de hace 40 años.

            Vamos a imaginar… Digamos el Sr. Iglesias, Sr. Monedero, Sra. Camena, Sra. Maestre… en una de sus asambleas y entra Paco gritando a pleno pulmón “Viva España”, “Viva Franco”, “Fuera rojos”… ¿me van a hacer creer que nadie le iba a tapar la boca? ¿Me van a convencer que nadie iba, sino sacar la mano o el puño a pasear, a soltar una sarta de improperios de tamaño del Kremlin? No. Estoy seguro y me juego el cuello y el culo a que nadie, empezando por los propios Sres. Iglesias, Monedero, Carmena o Maestre (perdón por utilizar el masculino genérico en vez de la @, será que soy machista) que serían los primeros en expresar las tendencias fascistas del individuo. Desde luego que no les faltaría razón, pero… ¿qué me dicen de su libertad de expresión? ¿acaso el fascista y facha “de mierda” ese no la tiene? Y es que digan lo que digan, plantarse en una capilla, católica en este caso, y liarla parda gritando improperios y haciendo un mal amago de despelote no es cuestión de libertad de expresión, es simple y llanamente falta de educación y respeto al igual que lo sería Paco el facha colándose en una asamblea de rojos con sus salvas a la Patria. Se llevaría una somanta de hostias como panes y punto. ¿Qué es lo que pasa?, que en este caso ha sido la justicia la que ha dictado sentencia, y claro, la justicia cuando absuelve, léase el caso de Mónica González, concejala de Podemos en Puerto Real, es justa, pero en este otro caso hay que recurrir porque la justicia es ciega y no ve el derecho a la libertad de expresión en el cante dado por una panda de irrespetuosos anti todo. Cierto… no podemos comparar la libertad de creencia con la libertad de pensamiento político, en eso no había caído, fíjate tú, dónde vamos a ir a parar.

            Hace tiempo que lo llevo diciendo: La Iglesia debe de salir de los centros educativos, sean del nivel que sean pero, volviendo a la libertad de expresión y libertad personal, hay mucha gente que necesita mirar al cielo, o al horizonte, o al infierno, lo mismo me da, y para eso pide un espacio. Es curioso como hay gente criticando por las capillas en universidades y hospitales y a la vez promueven la creación de mezquitas y sinagogas… porque España es un país laico y de libre expresión: y una mierda. Creemos espacios ecuménicos. Rincones en los que el que le dé la gana, sin referirse a credos ni dioses concretos, tenga un sitio donde recogerse, donde pensar, donde meditar, donde rezar, donde compartir, donde CONOCER. Alguno puede pensar porqué remarco la palabra conocer, y la respuesta es muy simple; Hace años tuve un profesor que me enseño una frase que se me quedó grabada a fuego: “la ignorancia es muy atrevida”, y es una gran verdad. La gran mayoría de nosotros opinamos de las cosas sin tener ni pajolera idea de la realidad de la que opinamos, sino por lo que hemos oído o leído; de leer ahora también me voy a referir, pero lo que quiero ahora es que veamos que somos una panda de analfabetos que aunque no lo reconozcamos hablamos de lo que no sabemos y opinamos de lo que no tenemos ni idea y en el caso de las religiones y credos, aunque estos sean en el mismo Satanás o en lo que algunos llaman La Razón, somos todos especialistas en abrir la boca para soltar lo que creemos, no lo que sabemos, y lo que es peor, incapaces de reconocerlo.

            Ahora voy a por lo de “leer”. Estoy igualmente hasta los “pendientes reales” y perdónenme los republicanos y antimonárquicos, de oír hablar de la manipulación de la prensa, sea escrita o visionada.

            Desde siempre me enseñaron a beber de todas las fuentes para crearme mi propia opinión; curioso viniendo de unos padres de postguerra más bien derechones, aunque a pesar de todo, unos padres con gran sentido común. Esto te hace descubrir que por supuesto no existe el periodismo objetivo, y de esto también he hablado antes en algún post de este blog, pero digo yo... Si el ABC o Intereconomía es prensa facha, fascista y manipuladora de derechas, el diario Público o el programa “La tuerca”… ¿son neutrales? ¿son menos manipuladores?, ¿son objetivos?... anda yaaaaaaaaaa. Entiéndanse ABC, Intereconomía, Público o “La Tuerca” como muestra, que de nombres podríamos hablar hasta secarnos la boca. Nadie en su sano juicio, aunque parece que hay mucha gente que lleva toda una vida buscándolo, diría que la verdad la refleja un periódico o una cadena televisiva en concreto y el que lo crea así es un puro ignorante. Esto podríamos ampliarlo a multitud de ámbitos, políticos, nacionales, internacionales y el sursum corda. Está muy claro: los de derechas leerán el ABC, los de izquierdas el Público, y los carajotes como yo leemos los dos; la diferencia, que los fachas serán más fachas, los rojos más rojos y algunos intentamos, no nadar entre dos aguas como Paco de Lucía, sino tener un criterio propio, fuera de disciplinas de partido ni de reseñas políticas impuestas por ideologías de turno.

            Otra cosita que quiero recordar a los “Señores de los sillones”: Yo juraría que en las llamadas “asambleas” y en los mítines preelectorales jamás se planteó ni contempló otra cosa que no fuese ganar las elecciones. Los pactos no valían, solo valía la victoria. La reciente historia nos dice que no ganaron, pero ellos en un ataque de amnesia tuvieron la prisa no solo de buscar un pacto, sino hacerlo pidiendo nada más y nada menos que cinco de esos sillones y carteras, y precisamente, y qué casualidad, ninguna referente a sus proclamas sociales por el bien común… eso me da qué pensar en aquello que llamaba… ¿casta?

            Otra cosita sobre la libertad de expresión. Según la Audiencia de Madrid, cuando se repitieron hacia los diferentes personajes políticos de derechas,  los llamados escraches eran «un mecanismo ordinario de participación democrática de la sociedad civil y expresión del pluralismo de los ciudadanos», y no dejaron de serlo por la «particularidad de haberse producido frente al domicilio de la vicepresidenta del Gobierno» para regocijo de la gente de izquierdas. Curioso que hace poco, el Concejal de Seguridad de Madrid, presente en alguno de los acontecimientos antes mencionados, tachó de “acoso” cuando sufrió en sus carnes este mismo “mecanismo de participación democrática”. Esto como todo: “a los demás que les den, pero a mí ni el bigote una gamba”.

            Sí; ahora toca la ráfaga a la que ya estoy acostumbrado de que si soy de derechas, que si soy de Fachadolid, que si… pues ná, lo mismo me da, me la sopla y me la barniza a dos tiempos, porque cuando he tenido que largar sobre la derecha y la Iglesia lo he hecho y bastante más a menudo que de los amantes del “colorao” y fíjate tú que hoy le ha tocado a esta gente que ya me tienen cansado de tanto “digo Diego donde dije digo” y poco he soltado de todo lo que tengo en mis alforjas.

            Está claro que la siesta no la voy a echar, pero: ¿y lo a gustito que me he quedado?

            Un saludo y apretón de mano izquierda.

            Juan J. López Cartón.


            PD. Por cierto, estoy esperando que estos libertarios de la expresión tengan los cojones y los ovarios de hacer lo mismo que en cualquier capilla en una sinagoga o mejor… en una mezquita, que en España también las hay. Como diría uno de mi pueblo: ¿a que no hay huevos?

jueves, 10 de marzo de 2016

UTSB: LA OTRA CRÓNICA

       

            Tras la resaca,  pasados los calambres y el cansancio de los corredores (alguno quedará seguro), quisiera hacer una breve crónica de la UTSB 2016 desde la visión que da "la distancia de una mesa por medio": el voluntario.

            Cuando a alguien se le ocurre organizar cualquier carrera; más o menos larga, más o menos técnica, en fin: cualquiera, precisa de una ingente cantidad de personas para que aquello funcione y salga bien. En el caso de las que transcurren por el campo y la  montaña a todos, de una manera u otra nos une una cosa: el amor a este medio y al deporte. No todos, como es mi caso, hemos nacido para competir; nos conformamos con disfrutar de los paisajes y de las maravillas que nos brinda la naturaleza haciendo rutas, otro tipo de actividades o simplemente paseando y cuando llegan estas ocasiones nos decidimos a dar nuestra versión y nuestro trabajo en forma de voluntarios.

            Alguno de los corredores me conocen y están acostumbrados a verme, además, con la cámara en ristre en cualquier recoveco de las carreras que organiza Naturaventura S.C. en las que componen la Naturaventura Trail Series, pero en esta gran prueba que es la UTSB siempre opto por echar una mano al Club Tritón como parte del avituallamiento de Villaluenga del Rosario, sobre el que me voy a centrar en esta crónica.

            Los días previos, al igual que a los corredores, también a nosotros nos coge el pellizco en el estómago. Somos conscientes del peso que soportamos a la hora que todo salga como tiene que salir y lo que es más importante: sin incidencias. Cualquiera de estas pruebas lleva meses de preparación: buscar financiación, repasar el trazado palmo a palmo y cuando se aproxima la fecha hay que patear de nuevo todo para balizar, organizar los distintos avituallamientos, los grupos de voluntarios con los que puede contar, dónde montar cada operativo necesario… en fin, una cantidad de cosas que si bien los corredores agradecen, muchos no son realmente conscientes que con su inscripción están pagando cosas que ni se imaginan a las hay que hacer frente (No olvidemos que todo ello después de la prueba también hay que desmontarlo).

            Durante la tarde llegaron desde Churriana el grupo de voluntarios del Club la Verea, viejos conocidos ya de esta prueba y hermanos del Club Tritón. Dio tiempo a darles la bienvenida como merecen e incluso a calentar motores tomando un vino de la tierra que trajeron y ayudarles a instalarse, buscando leña, en la casa que haría las veces de su “punto de reunión”. Qué grandes Nieves, Nani, Susana, Baldu, Mati, Luis, Encarni, Paco, Carlos, Marga, Roberto... todos, todos ellos.

  


            La cuestión es que antes que sonasen los trabucos en Prado del Rey anunciando la salida animada por el gran Chito, en Villaluenga ya algunos estábamos a la puerta de la caseta municipal esperando que empezasen a llegar los participantes. Este año el montaje del “tinglao” ha estado un poquito más apurado porque a diferencia del año pasado, éramos menos gente. Se echó de menos a Pablo, Andrea, Ágata, José Luis… pero aún así todo estaba listo para que a las 22:30 llegase Omar Valle y aunque fugaz, su visita se viese compensada con lo que necesitaba en ese momento. Tras él llegaron José María Espinar, José Manuel Naranjo, Rafael Romero… y así, ya en continuo goteo, chorreo y avalancha de corredores. En lo que a mí respecta, solo hice pequeños lapsus para el "vicio" y por supuesto, porque no lo pude remediar, sacar alguna foto de mis sufridos amigos José Antonio, Nito, Dani, Juande, Alba que corría la bandolerita… todo lo demás fue llenar bidones, vasos, servir agua, isotónica, caldo… y sobre todo dar gritos de ánimo para la gente que iba llegando, porque si bien los primeros se salvaron y solo sufrieron niebla arriba en los Llanos y El Boyar, la gran mayoría tuvo que soportar agua, ventisca, aguanieve, barro… como diría Rambo… "Esto es un infierno, no siento las piernas".

       

      

     

     

            Esto repercutió en el estado del suelo que acogía el avituallamiento ya que con la acumulación de agua y barro tuvimos que echar mano de cartones y sobre todo de las alfombras que el gran Ismael trajo de su casa para evitar resbalones y caídas, que alguna hubo a pesar de ello. A su vez intentábamos recoger, humedeciendo lo menos posible, el agua y barro del suelo para que aquello fuese un lugar digno, porque todos los corredores merecían ser acogidos en condiciones ya que muchos llegaban con principio de hipotermia y las estufas que teníamos no daban a basto para dar suficiente calor. De esta hecatombe tampoco se libraban los aseos de los que también hubo que estar pendientes. Este ajetreo se alargó durante toda la noche con la preocupación añadida de saber que había corredores que estaban perdidos por las condiciones climatológicas teniendo que decidir activar el plan de rescate; por suerte con buen final. Y allá cerca de las siete de la madrugada, este que les escribe, necesitó descansar alguna horita para reengancharse pocas horas después.
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            Por la mañana, ya junto a la fantástica gente de La Verea, en el reenganche más de lo mismo: seguimos animando y sintiéndonos útiles para los participantes. Son los protagonistas, así que no les puede faltar de nada. Alguno llegaba tan machacado que teníamos que atenderles directamente, mientras se sentaban un rato, llevándoles líquido y sólido; frio y caliente.

            En la tarde sabíamos lo que nos esperaba: Se juntaban la vuelta de “la bandolera” y “la bandolerita”; traducido: dar el 150% de nosotros para que a nadie le faltase de nada. Más caras conocidas, más abrazos de ánimo, más empuje… Llegó alguien al que admiro: Gustavo Delgado Manero junto a su hermano Antonio; ejemplo de superación y aun con los dolores de rodilla que iba soportando, continuó hasta llegar a meta en la madrugada del domingo.

    

  

  

    

            Si los corredores estaban deseando ver el arco de meta en Prado del Rey, no menos nosotros estábamos deseando que llegasen las 22:00 del sábado. Hora prevista del cierre de control en nuestro avituallamiento. No todo terminaba ahí. Había que atender a los rezagados, desmontar y recoger el avituallamiento; barrer y fregar todo el local y como se suele decir: “aquí no ha pasado nada”. Aun así hubo tiempo de tomar una copa todo el equipo que quedábamos y que no se fueron a Prado para ver la llegada de algún corredor. Hora de retirada: pasadas las tres de la mañana.

            Bueno, así en unas pinceladas he intentado transmitir lo que se siente en el avituallamiento de una gran prueba como la UTSB. Bueno… no todo; me queda algo que a mucha gente no le gusta: una crítica.

            Siempre he admirado, admiro y admiraré a los corredores de estas pruebas, porque tienen el valor que yo no tengo ni siquiera para inscribirme en ellas. Lo he dicho y transmitido en muchas ocasiones pero por lo vivido y por lo que alguno me transmitió también quiero dar un pequeño tirón de orejas a alguno de ellos; desde luego que son los menos, pero como las meigas: “haberlas, haylas”. Los geles, barritas y similares son necesarios para soportar el recorrido, pero algunos no son conscientes que los envoltorios y tubitos una vez consumidos, ocupan y pesan menos; sin embargo ensucian más, por lo tanto por favor: ¿porqué hubo participantes que me dijeron que los habían encontrado tirados durante el trazado? El esfuerzo de los voluntarios es mucho; cierto, casi siempre se nos agradece como tal y por ello doy las gracias, pero lo que no entiendo es por qué hay corredores que si llegaban con los guastes calados, en vez de escurrirlos en un cubo, o que nosotros lo hiciésemos, con la que estaba liada en la caseta, los escurrían en medio, creando charcos y con ellos el pertinente riesgo de caída de otro compañero. Si el calzado llega lleno de barro, obviamente, todo se mancha, pero eso de quitarse las zapatillas y sacudirlas en medio del salón, tampoco es algo que vea normal, al igual que vaciar los bidones en los sacos de basura: nosotros podemos hacerlo en el sitio adecuado evitando chorreo innecesario de estos cuando los retiramos. Son detalles, cierto, que a veces por las circunstancias y cansancio no son conscientes, pero para los que nos estamos dejando el alma para que ellos estén a gusto, que no les falte de nada, animándoles hasta quedar afónicos, nos resulta chocante. Tal vez más por el hecho del desprecio que se hace al compañero corredor que viene detrás y merece encontrarse las cosas como estaban cuando el intercepto llegó que por los voluntarios que tenemos que recoger, limpiar, y poner siempre una sonrisa ante estos “detallitos”. De verdad, sois muy grandes, sois admirables, pero no enturbiéis esa imagen por cosas tan simples y tan de simple educación y respeto por el compañero y por el medio ambiente.

            Un saludo y apretón de mano izquierda. Nos vemos en la próxima.
            
            Juan J. López Cartón.

        Os comparto alguna de las fotos de corredores y sobre todo del equipo de voluntarios del avituallamiento de Villaluenga. Agraceder a Susana de la Verea el permitirme compartir sus fotos junto a las mías para este post.

  

  

  

  

  

  

  

  

  



Y la despedida hasta la próxima...

lunes, 30 de noviembre de 2015

JE SUIS DE CRISTO, YO SOY DE JESÚS DE NAZARET


            Por los acontecimientos sucedidos en los últimos meses se ha puesto de moda la expresión francesa “je suis”. No es que el francés se haya revelado como el nuevo idioma internacional, que en el caso del correo postal lo es, pero la solidaridad humana ha tomado esta expresión como estandarte a la hora de expresar rechazo e indignación.

            Si de modas hablamos, he de decir que nunca he sido seguidor de ellas; pero también he de reconocer que por mucho que pretenda evitarlas, siempre caigo en alguna de ellas no por el hecho que se convierta en tendencia, sino simplemente por mi propio gusto a la hora de decidir escoger una u otra prenda, frase, lugar o lo que me venga en gana y en el caso de mis creencias religiosas no voy a ser menos.

            Muchos me habéis leído despotricar, y mucho, de la Iglesia Católica. Alguna de esas críticas sé que han sido muy incisivas incluso, sé que para alguno, fuera de tono y de lugar. No me retracto de ninguna de esas opiniones, ya que soy libre de pensar, y los años que tengo y las vivencias propias me han demostrado que estoy en lo cierto. No, hoy, lo siento por los que esperaban que así fuese, no voy a hablar de la Iglesia. Hoy me apetece escribir de los motivos por los que, aun pareciendo que me he alejado, incluso abandonado la doctrina marcada, me siento parte de esa que para mí sigue siendo mi Madre y por la que cada día, cuando pongo los pies en el suelo, es suficiente motivo para comportarme y actuar como lo hago.

            Tengo claro que “antes que católico soy cristiano”. Entrecomillo la expresión porque para mí tiene mucha importancia la diferencia que existe entre las palabras cristiano y católico, en ese orden concreto. Dejando de lado polémicas que alguno se pueda crear, ya que he dicho que hoy no voy por ahí, quiero reflejar en estas líneas la manera de entender mis creencias más o menos válidas, y si consigo transmitir esto seguro que eso hará comprender muchas cosas: mis salidas de tono en lo que respecta a mis opiniones hacia la Iglesia, mi forma de actuar, mi vivencia espiritual y el Amor por algo que aun sin poder explicarlo como me gustaría hace que mi vida tenga sentido.

            Tal como he hecho en el título del artículo voy a separar lo que considero básico para entender mi postura: Jesús de Nazaret y Cristo. Esto para los puristas sería una impostura porque dirán que no es posible entender esa “mutilación”, ya que no se puede entender el uno sin el Otro, pero en este caso, y ciertamente con esta premisa, lo voy a hacer.

            Jesús de Nazaret: el hijo del carpintero, la figura histórica (que no bíblica), el alborotador...; el hombre. Desde luego que las referencias hacia él son pocas porque después de todo no era nadie de interés. Sin embargo, para mí resulta de suma importancia esa encarnación del Hijo de Dios precisamente en alguien que tenía que pasar desapercibido para la historia. Jesús era un tipo normal, hasta el punto que las propias escrituras sagradas hacen caso omiso de la mayoría de su vida, centrándose en su nacimiento y en sus últimos años pasando de refilón por algún momento concreto como su presentación en el Templo. Este hecho para mí resulta de suma importancia porque precisamente es a este aspecto al que menos importancia se le da, cuando creo que en ello está la “fórmula” de haber conocido la verdad que se iba a encontrar en el auténtico momento de desarrollar su Ministerio y predicación. Jesús era conocedor del día a día de sus coetáneos, de sus vecinos, de los buenos y de los malos, de las miserias y bendiciones, de los buenos y malos momentos por los que pasa cualquier persona en su día a día. Jesús, durante casi toda su vida, se dedicó a “pisar el suelo”; trabajar para poder comer, participar en fiestas, de niño seguro que más de una trastada haría, porque los niños así eran y así han seguido siendo, quejarse cuando su padre o su madre le mandasen alguna cosa y a él no le apeteciese… y todo esto, simplemente, porque Dios eligió el volver como hombre para fundamentar su salvación divina. Desde luego estoy seguro que no sería un bala perdida; después de todo no dejaba de ser quien era, además del hijo de José y María.

            Esta humanidad de Jesús, menospreciada en demasiadas ocasiones por la Iglesia, precisamente es un pilar primordial a la hora de entender mi cristianismo. Jesús, por ser “hombre”, por conocer realmente la realidad, el día a día de los hombres, está más que capacitado para entenderme, comprenderme y conocer porqué el hombre a veces actúa de forma que parece contraria a la doctrina de una Iglesia que parece no querer tener los pies en el suelo.

            Sobre Cristo qué voy a decir si para muchos está todo dicho en el Nuevo Testamento y en las continuas referencias del Antiguo. Pues no. Sería estúpido ceñirnos a esas Escrituras como pretenden hacer muchos, generalmente críticos con los que seguimos su figura y su Salvación. Sobre Cristo, todo el que realmente tiene una vivencia de Él, dibujará un boceto diferente de lo que para él supone ese encuentro, esa experiencia extraña en la que sientes cómo te acompaña o, como cuenta una historia, te lleva en brazos cuando tus piernas no responden. Yo puedo decir que mi primer “contacto” directo con Él fue cuando solo contaba con 11 años, aunque sé que estuvo agarrándome la mano sin soltarla desde el momento en que nací; sino, que se lo pregunten a mi madre. Sí desde la infancia he vivido a Cristo. Mis padres y la vida me brindaron ese privilegio. Años que sin duda marcaron el camino que había de seguir por el resto de mis días, sin dejar de reconocer las veces que aun intentándolo, no he sido capaz de cambiarlo por otro.


            Nadie estamos en el derecho de juzgar los pasos de los demás, y con esa base, a pesar que todos caemos en ello, reclamo ese mismo derecho para mí y para mi vida cristiana. Mi vida que se basa en un largo camino como hombre y entre los hombres. Conociendo y descubriendo los motivos por los que cada uno actúa de la manera que lo hace intentando que por mi parte no haya reproches, sino comprensión y respeto y en base a ello, muchas veces: amistad. La huella de ese Cristo intento día a día que se vea reflejada en la huella de este hombre. Como ya he reconocido en otras ocasiones no me considero un buen cristiano porque tal vez esa faceta de hombre me supera en demasiadas ocasiones, pero sí es cierto que los que se han cruzado en mi camino me han hecho saber que sí notan la huella de Cristo en mí y sobre todo en mis actos, y dándome igual lo que piensen los demás, para bien o para mal, ese es mi único objetivo en la vida: que mi vivencia en Cristo sea el reflejo de la vida de Jesús de Nazaret, el hombre que pasó desapercibido como uno más. El resto solo Él y mi Padre sabrán valorarlo como merezco.

                Un fraternal saludo y un apretón de mano izquierda.
                Juan J. López Cartón.